Para el verano de 1933, una nueva ola de crímenes ha envuelto a Chicago. Debido a una protesta pública pidiendo más resultados, Willard Thornton es nombrado nuevo comisionado para limpiar la ciudad. En una conferencia de prensa, Thornton dice arrogantemente que su oficina no constituye una crítica pública a ninguna agencia de cumplimiento de la ley, mientras que su tono de voz implica que él los critica en privado. Eliot Ness está de pie junto a él, con un aspecto más severo de lo habitual. Ness y sus hombres hacen una redada y encuentran un cargamento de heroína en un escondite.