De todo el cine rodado en España desde 1896 a 1930 --periodo que supone la tercera parte de la historia de nuestra cinematografía-- apenas se conserva una décima parte. El resto son imágenes perdidas. A lo largo de los años, el desinterés oficial, la desidia de la propia industria del cine, y el deterioro de los soportes de nitrato (cuyas reacciones químicas destruyen irreversiblemente la imagen) han causado la destrucción de la mayor parte del patrimonio de más de tres décadas de cine.